Antes de leer este articulo, te recomiendo que empieces por el de “Como funciona y se desarrolla nuestro cerebro”, te ayudará a entenderlo mejor.
Criar y educar nunca fue un asunto fácil. Pero realmente hasta que no te ves gritando a tu hija/o para que se ponga las zapatillas desde por la mañana, o lidiando en una pelea entre hermanos, o insistiendo en que hoy no habrá chuces…Hasta que no vives uno de estos momentos o similares, no eres consciente de lo cansado que es ser madre, padre o educador de una criatura. Lo agotador que es poner límites y educar día tras día.
Como explicaba detalladamente en la anterior entrada “Como funciona y se desarrolla nuestra cerebro” al nacer los bebes vienen programados con los instintos animales para sobrevivir, pero a medida en que vamos creciendo, nuestro cerebro se va desarrollando y nuestras conexiones neuronales aumentan sin cesar. Cerca de los dos años comenzamos a decir las primeras palabras, y de ahí, pasamos a aprender cómo funciona el mundo en el que nos ha tocado vivir. De esta forma, vamos incorporando el lenguaje, las normas sociales, los comportamientos adecuados y los no tan adecuados, las costumbres, etc. Es la etapa en la que se va consolidando la corteza cerebral, la parte cognitiva del ser humano, lo que nos diferencia del resto de animales.
Para que esta etapa evolucione de forma adecuada, las criaturas necesitan de sus referentes. Sin la ayuda de un adulto, el niño o la niña difícilmente aprenderá a hablar, o a saber que está bien y que está mal.
Es a las personas adultas, cuidadoras, educadoras, a las que nos toca inculcar los valores que consideramos adecuados para nuestros pequeños. Y aquí comienza parte del problema, ya que no vivimos aislados, si no que vivimos en una sociedad con ideales y valores algo incoherentes y a menudo muy dañinos. Por lo que nos toca educar y poner límites, además de ayudarles a adaptarse a esta sociedad.
Vivimos en un lugar donde debido a la cultura Neoliberal, desde que somos muy pequeños nos inculcan la idea, de que AQUELLO QUE DESEO LO PODRÉ CONSEGUIR. Esta es la idea principal de nuestra sociedad, la que mantiene nuestra forma de vivir, y la que aprendemos desde que somos bien chiquitos, la esencia del CONSUMISMO. Pero evidentemente que no siempre puedo ni debo conseguir aquello que deseo. Y esta es una de las ideas clave que debemos transmitir a nuestras criaturas.
Por otro lado está la VIOLENCIA; a estas alturas totalmente naturalizada y normalizada para adultos y niñas/os. Esta sociedad no solo valora la violencia, si no que hace risas y burlas a costa de ella. Casi todos los dibujos animados, desde Bob Esponja, hasta la última peli de Mascotas tienen totalmente incorporada la violencia. A veces la muestran como forma de resolver conflictos, pero otras simplemente la utilizan para que el/la pequeño/a espectador/a se divierta e incorpore la violencia como algo natural en nuestras vidas, incluso gracioso.
Planteo estas dos ideas de la sociedad actual, pero podríamos seguir haciendo una larga lista donde des mascaramos los ideales en los que se asienta esta cultura. Considero una tarea interesante para educadoras/es, ya que es a partir de aquí desde donde tenemos que educar a nuestras criaturas, teniendo presente la influencia de la sociedad en el desarrollo de su corteza cerebral.
Y una vez que tenemos más o menos claros cuales son los valores sociales, y cuál es mi criterio como madre, padre o educadora, es cuando nos toca lidiar con el día a día, con la crianza.
Entonces, volviendo a la pregunta del principio, ¿Cómo puedo poner límites de forma adecuada?
La clave principal está en TI. Es decir tu hija o tu hijo aprenderán a responder de forma adecuada, principalmente según como les pongas el LÍMITE.
Por ese motivo en el momento en el que deseas parar a tu hija/o ante una conducta, o hacerle ver que eso que quiere no lo podrá conseguir esta vez, lo importante es primero sentir como estas tu. ¿Estoy más o menos regulada/o, tranquila/o para poner un límite? O ¿Me estoy sintiendo que ya no puedo más, que voy a explotar?
Primero tengo que hacer un chequeo rápido sobre mi propio estado emocional, para después poder ayudar a mi hija/o pararle y enseñarle. Sería como ponerme un termómetro, y si tengo “fiebre” si estoy muy caliente por el agobio o la desesperación del momento, lo mejor es ESPERAR. Y al Esperar me refiero, poder calmarme, coger aire, respirar profundamente, y dedicarme unos minutos a mí, a tranquilizarme yo. Así después podré ser una figura mucho mas solida y clara.
Pero claro, muchas veces la gente dice ¿Y si no me puedo dedicar ese tiempo por que el Limite lo necesita YA? Entonces utilizamos la lógica pura. Si mi hija/o u otro ser van a estar en peligro por no poner el límite, por supuesto que tenemos que actuar sin pararnos a mirar como estamos, pero eso no es tan habitual.
Cuando hablo de límites, me refiero mas a lidiar con el día a día, con los retos, y las casquetas que comienzan a los 2 años más o menos, y según como lo gestionemos durarán o un añito o unos cuantos más.
La idea clave sería, cuando observo un comportamiento no adecuado del que quiero que mi hija/o aprenda: Primero me paro y me observo a mi misma/o, si estoy demasiado alterada/o me tomo unos minutos para mi, para calmarme. Una vez he logrado bajar las pulsaciones, entonces me acerco y le dedico unos minutos a educar a mi hija/o.
Teniendo de nuevo presente la entrada del Funcionamiento del Cerebro, intentare que a través del siguiente dibujo se entienda mejor la idea que quiero transmitir.
Mi hijo/a esta en modo casqueta, enfada/o o alterada/o, y lo que necesita es un límite. Tengo que tener muy claro que su cerebro solo está activado desde la Amígdala (Cerebro mamífero/ EMOCIÓN) y por ese motivo le doy tanta importancia a percibir mi mente. Si yo del cabreo, del agotamiento, o por lo que sea, también respondo desde la amígdala (Emoción: ENFADO, DESESPERACIÓN,ETC.) difícilmente ayudaré a mi hijo/a a entender y aceptar el límite y así poder calmarse. Si yo me enfado aún más, los dos acabaremos muy muy ALTERADOS, y seguramente si es que logras poner el límite, será de forma inadecuada, que de poco servirá para el futuro.
Ejemplo: He tenido un día de trabajo muy duro, y llego agotada a casa, con poca paciencia y algo enfadada. Mi hija de 3 años también está cansada. Llega la hora de cenar, estamos cenando más o menos a gusto, cuando mi hija empieza a hacer tonterías con la comida, se pone a jugar, y acaba tirando todo el plato de comida al suelo.
Evidentemente necesita saber que eso está mal, que ese comportamiento no es adecuado, pero ¿Cómo se lo hago saber? ¿Le doy un grito y le digo que parece tonta, le doy una bofetada? Seguramente que a muchos de nosotros/as en momentos nos podría salir alguna de esas reacciones, y más si como digo he tenido un día durísimo de trabajo, pero aquí es donde RESPONDEMOS DESDE NUESTRA AMIGDALA, igual que ella jugando y sin saber del todo donde está el límite, tira la comida.
En este momento es donde estaría bien practicar el ¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento?. Y al percibir mi agotamiento, mi enfado con el día y ahora con ella, poder respirar, pararme unos segundos y entonces algo más tranquila, poder RESPONDER. Por ejemplo. “ESO NO SE HACE, la comida es para comer, y no se puede tirar al suelo, está muy mal. Si ya no tienes más hambre, me lo dices, pero no vuelvas a tirar la comida”. De forma firme y clara, pero sin gritarle o insultarle por ello.
Imagino que ahora todo esto suena muy bonito pero difícil de conseguir, tanto el llevarlo a cabo, como que sirva de límite. Pero os prometo que con la práctica, como todo en la vida, se aprende, y además sirve y mucho. Ahora solo toca probar.
Y evidentemente habrá días o a rachas que por motivos diversos me siento con menos paciencia, o más irritable. Entonces costará mucho más poder ser un/a educador/a efectiva y adecuada. En estos momentos es importante aprender a delegar la educación en otras y tomarme tiempo para mí, para sentirme mejor, y poder retomar mi vida desde otra perspectiva y con otro sentir.
Pero todo esto que cuento puede sonar muy teórico, por ese motivo voy a dedicar otra entrada a ¿Cómo me Regulo, me calmo cuando estoy muy alterada/o?
Que bonito seguir aprendiendo contigo. Y que necesario recordarnos que a veces necesitamos parar y reflexionar.